
Cuando hablamos de una madre con actitud paternalista, nos referimos a que trata al padre como si no fuera capaz de ejercer su rol adecuadamente. Ella se posiciona como la única figura competente o protectora, lo que puede parecer bien intencionado “por el bien del niño”, pero en realidad desautoriza, minimiza o anula al otro progenitor.
Este tipo de actitud suele verse en frases o comportamientos que aparentan preocupación, pero que en el fondo infantilizan al padre y lo deslegitiman ante el hijo y los demás.
Casos frecuentes en situaciones de conflicto de pareja
- Desautorización constante. La madre corrige o contradice todo lo que el padre hace respecto al hijo. Por ejemplo, puede decir frases como: “No le hables así, no sabes cómo tratarlo” o “Déjame a mí, tú no sabes hacerlo bien”. Esto transmite la idea de que el padre es incompetente o irresponsable. Caso real: Mario intenta ayudar con los deberes de su hijo, pero Ana, su expareja, interviene constantemente y le dice que no sabe enseñar. El niño termina buscando siempre la ayuda de su madre y evita el contacto con el padre para tareas escolares.
- Control del vínculo padre-hijo. La madre pone condiciones para que el padre vea al niño, decide unilateralmente cómo, cuándo y dónde pueden interactuar. Utiliza excusas como: “No es buen momento para que lo vea, está alterado” o “No confío en cómo lo manejas, mejor lo hago yo”. Caso real: Laura decide que Pedro solo puede ver a su hija los domingos por la tarde y supervisada, argumentando que “no sabe calmarla cuando llora”. Pedro siente que no tiene espacio para relacionarse libremente con su hija.
- Victimismo con connotación moral. La madre se presenta como la única que cuida y protege al niño. Usa frases como: “Alguien tiene que pensar en el bienestar del niño” o “Yo me estoy ocupando de todo mientras él no hace nada”. Caso real: En un grupo familiar, Carmen comenta que es “la única que se encarga de la salud de los niños”, insinuando que su expareja no se preocupa. Así, refuerza ante los demás la imagen de padre ausente.
- Anulación de la autoridad del padre. Toma todas las decisiones sobre el niño sin consultarlo (colegio, salud, disciplina). Si él propone algo, ella lo invalida o cambia de tema. Incluso puede hablar por él ante el hijo: “Papá no quiso venir”, “Papá no sabe cuidar de ti”. Caso real: Cuando toca elegir actividades extraescolares, Sofía decide sola y, si el padre plantea otra opción, ella la rechaza sin discutir. Ante el niño, dice que “papá no se preocupa por estas cosas”.
¿Por qué sucede?
- Deseo de controlar la situación ante el conflicto de pareja.
- Sentimiento de superioridad moral o emocional.
- Desconfianza real o exagerada hacia el rol paterno.
- Uso del hijo como medio de poder en la relación.
Consecuencias para el padre y el hijo
Para el padre: Siente frustración, impotencia y exclusión. Puede acabar alejándose, lo que refuerza el ciclo y la percepción de que es “ausente”.
Para el hijo: Vive confusión sobre el rol del padre, lealtades divididas y, en casos graves, riesgo de alienación parental (cuando uno de los padres manipula al hijo contra el otro).
¿Qué hacer si tú como padre te encuentras en esta situación?
- Reafirma tu rol con respeto, evitando confrontaciones directas.
- Registra lo que ocurre para posibles mediaciones o intervención legal.
- Busca una comunicación neutral y enfocada en el bienestar del hijo.
- Si la situación es grave, considera recurrir a mediación familiar o ayuda profesional.
Conclusión
La actitud paternalista de una madre hacia el padre en contextos de conflicto de pareja no solo afecta a los adultos, sino que pone en riesgo el bienestar emocional del niño. Reconocer estas dinámicas y tomar medidas para proteger la relación padre-hijo es fundamental para una crianza sana y equilibrada.
- por Miguel Letelier
- en Octubre 16, 2025